jueves, 19 de junio de 2014

EL BUSCAVIDAS - Ganar perdiéndolo todo

Título original: The Hustler
Año:  1961
Duración: 135 min.
País: Estados Unidos Estados Unidos
Director: Robert Rossen
Guión: Robert Rossen & Sidney Carroll (Novela: Walter Tevis)
Música: Kenyon Hopkins
Fotografía: Eugene Shuftan (B&W)
Reparto: Paul Newman, Jackie Gleason, George C. Scott, Piper Laurie, Myron McCormick, Murray Hamilton, Vincent Gardenia, Michael Constantine
Productora: 20th Century Fox

Género: Drama | Juego. Billar


Rossen vs. Hollywood

Robert Rossen nació en el seno de una familia judía en un barrio humilde de Nueva York. Dejo el boxeo y la universidad para trabajar en el mundo del espectáculo. Comenzó como escritor y director de varias obras teatrales, para seguir como guionista de películas como La mujer marcada (The scarlet letter, Víctor Sjöström, 1926) o Un paseo bajo el sol (A walk in the Sun, Lewis Milestone, 1945). Su salto a la dirección se produciría con Johnny O’Clock (1947).


En plena caza de brujas del senador McCarthy, Rossen estrenaría El político (All the king’s men, 1949), película que se vio como un desafío por su argumento. En ella un hombre honrado alcanza el poder y una vez allí, decide usar toda cuanto esté en su mano para mantenerlo, sea mediante la corrupción o no. La película se llevó los Oscars a mejor película, mejor actor para Broderick Crawford y mejor actriz para Mercedes McCambridge. Tras esto fue llamado a declarar por su pasado comunista, y al no dar ningún nombre, sufrió un boicot por parte de los estudios norteamericanos. Rossen volvió a declarar, dando varios nombres, para luego autoexiliarse a Europa en 1953.

En 1961 regresaría al continente americano para rodar El buscavidas (The hustler, 1961), película donde reflejaría la turbia moralidad de la sociedad americana, en una película cruel sobre perdedores, que no dudan en sacrificar lo poco que tienen para seguir sumergidos en la derrota.


Ganar perdiéndolo todo

Eddie Felson, apodado el rápido, es un excepcional jugador de billar que va en busca del El gordo de Minesota, otro jugador con fama de no haber perdido nunca una partida. Eddie es presentado como un borracho que engaña a las personas para que apuesten en su contra al fingir no saber jugar al billar, para luego desplumarlos.


Eddie encuentra al Gordo y se enfrentan en una serie de partidas que duran casi 24 horas, donde se muestran la verdadera naturaleza de los personajes. Mientras el Gordo muestra un semblante serio y guarda las apariencias incluso cuando va perdiendo, Eddie se va deteriorando mientras bebe cada vez más por no saber ganar, hasta que es incapaz de mantenerse en pie y pierde todo su dinero.


En este punto Eddie abandona su compañero de viajes y conoce de manera fortuita a Sara, una alcohólica hija de millonario con quien iniciará una relación. Ambos se complementan en sus vidas derrotadas y van manteniéndose estables hasta que aparece Bert Gordon, el manager del Gordo quien sabe aprovecharse de los perdedores naturales como Eddie. Así inician una relación para volver al juego y enfrentarse nuevamente al Gordo, mostrando nuevamente la obsesión de Eddie por vencer a quien tenga delante de la mesa. En esta vuelta al juego, Eddie aprenderá por fin el valor de la victoria, pero a costa de la vida Sara, quien termina suicidándose.


La película nos muestra la naturaleza despiadada del hombre y el verdadero perdedor natural, quien sacrifica todo lo que tiene por seguir viviendo en la comodidad de los derrotados. Así Paul Newman encarna de manera excepcional el papel del perdedor con corazón, quien aprende a ser mejor persona tras perder lo único valioso que poseía, y George C. Scott deslumbra como el triunfador desalmado que no duda en aprovecharse de los perdedores para sacarles lo poco que poseen.


El esplendido juego de sombras con el blanco y negro, ganador de un Oscar a mejor fotografía, la solidez del guión y la implacable interpretación del elenco protagonista nos brindan una de las mejores películas de las década de los 60, que luego daría lugar a una secuela, El color del dinero (The color of Money, Martin Scorsese, 1986), donde Newman terminaría por ganar el Oscar con el personaje de Eddie, el autentico perdedor arrogante convertido en un hombre de verdad tras la muerte de la única persona que realmente le valoró como un triunfador.

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