Título original: 12 Years a Slave (Twelve Years a Slave)
Año: 2013
Duración: 133
min.
País: Estados Unidos Estados Unidos
Director: Steve
McQueen
Guión: John
Ridley (Biografía: Solomon Northup)
Música: Hans
Zimmer
Fotografía: Sean
Bobbitt
Reparto: Chiwetel
Ejiofor, Michael Fassbender, Lupita Nyong'o, Benedict Cumberbatch, Paul Dano,
Paul Giamatti, Sarah Paulson, Brad Pitt, Alfre Woodard, Michael K. Williams,
Garret Dillahunt, Quvenzhané Wallis, Scoot McNairy, Taran Killam, Bryan Batt,
Dwight Henry
Productora: Summit Entertainment / Plan B / River Road
Entertainment / New Regency Pictures / Film4
Género: Drama.
Basado en hechos reales. Biográfico. Esclavitud. Racismo. Siglo XIX. Histórico
Esclavos libres
Estados Unidos es un país erguido sobre sangre, mucha
sangre. Desde la llegada de los “conquistadores” hasta la época actual, EEUU se
ha ido transformando hasta convertirse en un país cuya bandera de la paz ondea
usando de mástil un cañón. La injusticia, la crueldad y la hipocresía de una
sociedad violenta son las características principales de un país cuyo principal
orgullo radica en la libertad obtenida en la guerra de la independencia, donde
pasaría a ser una nación propia y libre de
Gran Bretaña. Esta libertad e independencia conllevó al nacimiento de
Estados Unidos, que lejos de disfrutar de esa libertad con todos sus
ciudadanos, se aferró a una política esclavista impuesta en su día por los
ingleses, legalizando una situación en la que los negros no eran más valiosos
que el ganado.
Tras la guerra, el país se dividió en dos, en el norte, la
esclavitud se fue erradicando poco a poco mientras que en el sur, con la
expansión de la industria del algodón, se dio con mayor continuidad, llegando
hasta el punto de que los ciudadanos americanos de color libres eran
secuestrados y enviados a diversas plantaciones en el sur donde trabajarían
hasta la muerte, ya sea de manera natural o tras una paliza.
Solomon Northup era un hombre de clase media que vivía en
New York con su mujer y sus dos hijos. Era un hombre libre que se ganaba la
vida como músico y que cuyo principal crimen fue nacer negro. Como cientos de
negros tras la guerra de la independencia, Solomon fue secuestrado y enviado a
Louisiana, donde pasaría 12 años como esclavo para diversos negreros, y donde sufriría
toda clase de injusticias y crueldades, recopiladas en un libro titulado “12
years a slave”, que escribiría tras conseguir su liberación.
Steve McQueen es un director de cine británico con
ascendencia africana que atrajo a la critica con Hunger (Hunger, Steve
McQueen, 2008), su opera prima, cuyo éxito continuó con Shame (Shame, Steve
McQueen, 2011). Ya sea por sus raíces o por la creciente oferta de películas
cuyo tema central es la esclavitud en Norteamérica en los últimos años, como
Django Desencadenado (Django Unchained, Quentin Tarantino, 2012), El
mayordomo (Lee Daniels’ The butter, Lee Daniels, 2013) o Lincoln (Lincoln,
Steven Spielberg, 2012), afirmó que no había ninguna película que reflejara de
manera real y explícita la esclavitud americana en el siglo XIX, por lo que se
hizo con los derechos de la autobiografía de Solomon Northup, y junto a John
Ridley, guionista de Tres Reyes (Three Kings, David O. Russell, 1999) entre
otras, la adaptaron a un guión que reflejaría la crudeza de la que hablaba
McQueen.
El resultado ha sido una película que ha cautivado a la
crítica y al público de medio mundo, alzándose victoriosa en casi todos los
festivales que ha participado y llevándose el premio gordo del año, el Oscar a
la mejor película pero, ¿realmente es tan buena?
Sobrevalorada
La historia se inicia con Solomon Northup ya esclavo,
intentando escribir una carta con el liquido pegajoso que desprenden las moras,
aunque sin éxito. De ahí pasamos a la vida que Solomon llevaba antes de ser
esclavo, donde se muestra como el típico padre americano que quiere a sus
hijos, ama a su esposa y es querido por sus vecinos y conocidos. De esa cálida luz
pasamos a la oscuridad de una celda, donde Solomon despierta atado después de
ser víctima de un engaño, le habían ofrecido trabajo como violinista de un circo de
prestigio en New York. Tras una brutal paliza que dejará en la retina del
espectador la violencia con la que los negros eran tratados por aquel entonces,
Solomon pasaría por diversas plantaciones y amos hasta llegar junto a Edwin Epps,
el clásico negrero que se enorgullece de tener esclavos y mantenerlos
arrodillados bajos sus pies.
La crudeza del trato a los esclavos van transcurriendo por
pantalla, haciendo especial hincapié en la escena donde Solomon es colgado de
una soga a ras de suelo en un plano fijo de más de dos minutos donde podemos
ver como lucha por su vida manteniéndose de puntillas en el fango, mientras los demás
esclavos siguen con sus tareas como si no pasase nada; y en la tortura de casi
el final de la película, donde Solomon es obligado a azotar a otra esclava en
un plano secuencia que termina con la intrusión de Edwin para terminar de
azotar a la esclava, haciéndole saltar la carne de la espalda bajo una nube de
sangre.
La película sigue una tónica de tortura física y emocional, pero que en muchas ocasiones llega a confundir al espectador. Solomon es comprado en
primer lugar por Willian Ford, el dueño de una plantación que tiene un trato
amable con sus esclavos, preocupándose por su bienestar, escuchando sus ideas,
y haciéndoles regalos. Estos hechos pueden ser malinterpretados por la enorme
mayoría de espectadores, en el cine llegué incluso a escuchar “menos mal que lo
ha comprado uno bueno”. Hablamos de una sociedad, que a pesar de tener
ciudadanos bienintencionados como Ford, no dejan de ser esclavistas que
prescinden de obreros honrados y van a comprar esclavos para conseguir mano
de obra barata. El “bueno” de Ford no dudó en deshacerse de Eliza, una esclava
que no paraba de llorar por haber sido separada de sus hijos. El trato favorable de Ford a Solomon lo llevó a tener problemas
con un capataz que intentó matarlo con la ya mencionada escena del
ahorcamiento. En dicha escena vemos como los demás esclavos siguen con sus quehaceres
diarios, como los niños esclavos juegan a escasos metros de la escena y donde
solo Ford es el elegido para terminar con dicha tortura. Con este gesto, Ford vuelve a parecer bueno, pero decide no escuchar a Solomon cuando este trata de contarle que es un hombre libre que ha sido secuestrado.
De ahí pasamos a un flojo tratamiento de los personajes
secundarios, olvidados por McQueen a la hora de retratar la violenta manera en
que son tratados, llegando al punto en el que el ahorcamiento de dos jóvenes a penas
se hace notar en pantalla, y mucho menos llega a afectar al personaje
principal. en este punto, podemos empezar a entrever la elección de McQueen por poner de protagonistas el personaje de Solomon, donde a partir de este momento podremos comprobar que, dentro de lo injusta y cruel que es su situación, es un privilegiado, y que son sus compañeros esclavos los que pero lo pasan.
De este trato confuso de la esclavitud pasamos a un tema que
ha causado discrepancias entre los críticos: el tiempo. McQueen ha optado por
no dar detalles del paso del tiempo, intentado transmitir al espectador el
mismo desconcierto que sufre Solomon con respecto a este, sin embargo, este
detalle puede interpretarse como un punto flaco en la obra en sí, ya que cuando
Solomon el liberado, tras doce años trabajando bajo el sol, su aspecto a penas
a cambiado, sin embargo sus hijos ya son mayores, y su mujer a envejecido
bastante, llegando a parecer extraño el momento del reencuentro, a parte de desentonar con el resto de la película al darle ese "final feliz" que tanto gusta en Hollywood. Esto juega en contra de la película, ya que en ningún momento podemos
saber qué tiempo ha pasado el personaje con Ford, con ese trato favorable en el
que el personaje parece olvidar de donde viene, y que tiempo pasa con Edwin
Epps, cuya tiranía y violencia consigue que Solomon acepte su vida como un
esclavo más y abandone toda esperanza de volver a casa.
A parte de estos detalles, McQueen consigue manejar muchas veces las emociones que pretende mostar gracias a un reparto espectacular, con un Chiwetel
Ejiofor en la piel de Solomon que sabe como transmitir el sufrimiento interno
del personaje en muchas de las escenas donde el personaje no parece star pensando en nada; una Lupita Nyong’o debutante en el cine en
el papel de Patsey, ganadora del Oscar a mejor actriz secundaria; hasta un excepcional
Michael Fassbender como el peor de los negreros, Edwin Epps, capaz de meter el
miedo en el cuerpo con una simple mirada. También destacar a uno de los mejores
actores del momento, Benedict Cumberbatch, en el papel de Willian Ford, un papel
desaprovechado por parte de McQueen ya que el personaje podría haber dado mucho
más de sí.
En definitiva, 12 años de esclavitud es una película correcta pero muy sobrevalorada, tratando una vez más un tema sensacionalista, que ha cosechado su éxito gracias al
corte académico con el que es filmada, estrenada en una época clara para buscar
las candidaturas a los premios más prestigiosos y que en muchas ocasiones
busca la lagrima fácil en el espectador
pero que en ningún momento llega a conseguirlo.
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