domingo, 20 de abril de 2014

UN CORAZÓN DE INVIERNO - Un amor frustrante

Título original: Un coeur en hiver
Año: 1992
Duración: 105 min.
País: Francia
Director: Claude Sautet
Guión: Claude Sautet, Jacques Fieschi, Jérôme Tonnerre
Música: Maurice Ravel
Fotografía: Yves Angelo
Reparto: Emmanuelle Béart, Daniel Auteuil, André Dussollier, Brigitte Catillon, Maurice Garrel, Myriam Boyer, Elizabeth Bourgine, Stanislas Carré de Malberg, Jean-Luc Bideau
Productora: Film par Film / Orly Films / Sedif / Panavision / D.A. Films / FR3 Films Productions

Género: Romance. Drama | Drama romántico



Un héroe de nuestro tiempo

Un héroe de nuestro tiempo es una novela escrita por el ruso Mijaíl Lérmontov en 1839. En ella se describe un héroe atípico, no al clásico héroe de espada y caballo que se enfrenta al mal, sino a un héroe humano, un héroe impulsivo, frio, distante y manipulador. El libro está compuesto por cinco cuentos sobre este personaje, Pechorin, un verdadero antihéroe. Uno de estos cuentos narra como Pechorin mantiene una relación con dos mujeres a la vez. El juego que se trae entre ambas termina de la peor manera posible, Pechorin rechaza a una de ellas mientras es abandonado por la otra. Su autor dijo que un héroe de nuestro tiempo no representa a un hombre, sino a todos los vicios de su generación en pleno esplendor.
Algo debió encenderse en la cabeza de Claude Sauset mientras lo leía ya que la idea de un hombre frio que conquista la mujer de un amigo para luego rechazarla fue el impulso para realizar Un corazón en invierno (1992).
Claude Sauset es uno de esos directores que no posee la notoriedad de otros compañeros de profesión, pero que no la necesita, o no la quiere, para realizar con mimo y cuidar hasta el más mínimo detalle de cada una de sus películas. Nacido en Francia en 1924, estudió en el Instituto Francés de Altos Estudios Cinematográficos de Altos del Sena y fue crítico musical en la revista Combate. Sus primeros pasos en el cine fue como asistente de dirección en Le mariage de Mademoiselle Beulemans (André Cerf, 1950). Su primera película fue Bonjour sourire (1955), una película por encargo en la que no quedó claro el devenir de este realizador. Fue en su segundo film donde Sauset dio su toque personal, firmando el mismo el guión, pauta que seguiría en la mayoría de sus películas, en A todo riesgo (Classe tous risques, 1960), donde destacaría por el realismo de sus escenas y por la excepcional dirección de actores, algo de lo que siempre Sauset sabe sacar partido.


La filmografía de Sauset destaca por las relaciones amorosas que suelen surgir entre los personajes, pero sobre todo por la necesidad de un espectador activo, alguien que sepa separar las capas con las Sauset rueda cada escena y desentrañar las miradas y los silencios que brindan los personajes que componen la historia. Tras éxitos como Max y los chatarreros (Max et les ferrailleurs, 1971) o Tres amigos, sus mujeres…y los otros (Vincent, François, Paul et les autres, 1974) con las que ganó notoriedad internacional, decidió adaptar Un héroe de nuestro tiempo a la época actual, como resultado quedó Un corazón en invierno.

domingo, 6 de abril de 2014

LA FELICIDAD DE LOS KATAKURIS - Del odio al amor

Título original: Katakuri-ke no kôfuku (The Happiness of the Katakuris)
Año: 2001
Duración: 113 min.
País: Japón Japón
Director: Takashi Miike
Guión: Kikumi Yamagishi
Música: Kôji Endô, Kôji Makaino
Fotografía: Hideo Yamamoto
Reparto: Kenji Sawada, Keiko Matsuzaka, Shinji Takeda, Naomi Nishida, Kiyoshiro Imawano, Tetsuro Tamba, Kenichi Endo, Tokitoshi Shiota, Yoshiyuki Morishita
Productora: Shochiku

Género: Musical. Thriller. Comedia. Terror | Comedia de terror. Comedia negra. Familia. Remake


Del odio al amor

¿Cuánto tiempo hay que dedicarle a un proyecto para que este esté a la altura de lo que esperas? Realizar una obra puede llegar a costarte años de tu vida, echando un ojo a la filmografía de grades directores de cine clásico como Hitchcock o Kurosawa, podemos comprobar cómo salen prácticamente a una película al año, dos en casos puntuales, o directores actuales como Woody Allen, elogiado por su capacidad para traernos, cada año, una nueva película bien acogida por el público pero, ¿cuál es el límite?¿cuándo un director dice basta?¿cuán compleja y creativa es la capacidad de la mente humana para estar continuamente creando? Si alguna vez alguien fijó un límite a la creatividad, Takashi Miike lo rompió.



Graduado en la Academia de Artes Visuales de Yokohama, Takashi Miike se ha convertido, y con razón, en uno de los directores de cine más controvertidos ya no solo de Japón, sino de toda la industria cinematográfica debido a los temas que trata y de la manera en que los presenta. Sangre, vísceras, violencia extrema, perversión sexual, yakuzas…no importa el género al que se preste Miike ya que uno o varios de estos elementos suelen estar presentes en la obra. Tal es su predisposición a la polémica que muchas veces prefiere rodar para V-Cinema, es decir, películas directas a DVD, debido a la poca censura y a la gran libertad creativa que permite este sector.

Miike saltó a la fama con Shinjuku Triad Society (1955), película sobre mafias en Japón e inicio de una trilogía conducida por los temas a los que recurría más que por su argumento. Con este paso adelante, Miike comienza una carrera frenética en el mundo del cine, llegando a rodar más de 15 películas en tres años, ofreciendo un derroche de personalidad, variedad y sobre todo, imaginación. Esta capacidad para crear, muchas veces acompañada de polémica, ha hecho que Miike sea conocido en todo el mundo, dividiendo al publico entre los que no podían entender como alguien así podía dedicarse al cine y/o al teatro, y un gran número de seguidores que no tardaron en catalogarlo como un director de culto.

Aunque siente predilección por el cine yakuza, Miike a tocado numerosos géneros como la comedia, el terror, el drama o la fantasía, e incluso se ha aventurado muchas veces en productos infantiles y adaptaciones mangas para no estancarse en un único género. En 2001, con un nombre ya hecho en la industria, surge una película donde se mezcla el stop motion con la imagen real, el terror con la comedia, un musical surrealista en una historia que roza la paranoia. Era la octava película de Miike de ese año, y no dejó indiferente a nadie.